Gabrielle Poteaux es una voluntaria francesa, quien estaba pronta a realizar su confirmación con la guía de un hermano marista, solo que previo a seguir con esto, eligió hacer un voluntariado en Ecuador, un lugar a miles de kilometros de su hogar, donde no conocía a nadie, había una nueva cultura y un idioma el cual no hablaba, básicamente un reto personal y espiritual.
Su visita fue movida desde sus deseos de ayuda, de “recibir los dones del Espirítu Santo” como ella lo menciona, con todos los nervios que le podía causar la experiencia, emprendió un viaje a un lugar en el que encontró un recibimiento con los brazos abiertos, haciendo de la experiencia algo completamente único.
Sus primeras semanas fueron las más difíciles, pues hacerse entender en otro continente era un reto en el que se sumaba la mezcla con otra cultura, con realidades completamente diferentes, niños que le mostraron un paradigma desconocido, a la vez, le permitieron mostrar su esencia y su cultura por medio de aprendizaje compartido.
Le brindaron un espacio en el que podía hablar acerca de sus creencias sin miedo, donde podía expresarse abiertamente y finalmente deseando regresar más adelante a continuar la misión en este mismo lugar.
Conoce su testimonio en el siguiente enlace: