¡Gracias Mary Portilla!

Elizabeth Marina Portilla Misnaza, más conocida por todos los Maristas de Champagnat, como Mary, nacida en Ipiales departamento de Nariño el 26 de agosto de 1965. Exalumna del Colegio nuestra Señora de las Lajas, promoción 1984, antigua remera de la carabela que fue conformada entre estudiantes del Colegio Champagnat y su colegio, por el joven Alberto Castro. A esa tierna edad, con el ejemplo de los hermanos Fabian Morales y Álvaro Otálora   participó del séptimo Curso entrenamiento de Líderes, y desde ahí su vida queda plenamente identificada con los valores Maristas, Mary decide entonces que su vida tenía que estar al servicio de los demás, emprende una dura travesía para estudiar su carrera en odontología, viviendo un tiempo sola en Bogotá, manteniendo su cercanía con los hermanos que había conocido en su natal Ipiales. Logra graduarse del Colegio Odontológico Colombiano en Bogotá, para finalmente radicarse en Cali, la ciudad en la que creció, como mujer, profesional y Marista. 

Mary se casó a sus 28 años, trayendo al mundo a su primera hija, Diana Carolina, quien, desde sus primeros años, supo el amor que ella tenía por la vida Marista. Retomo las palabras con las que la describe Sandra Rodríguez, quien fue parte del equipo nacional de PIJM durante muchos años:  

“Mary Portilla, no solo una laica comprometida, una pastoralista decidida, una marista de corazón, un ejemplo de tenacidad y constancia, pero ante todo una amiga incondicional, llena de amor por todos los que caminábamos junto a ella, en medio de la distancia, pero unidos en la misión y en carisma de Marcelino Champagnat.  

Mary fue  una mujer apasionada por la pastoral infantil y juvenil marista, dedico mucho de su tiempo a los jóvenes del barrio Salomia, lugar donde construyó una pequeña comunidad de vida la cual se llamó Remar – Salomia que junto a varios jóvenes entre ellos Lorena Rojas y León Vargas; que  poco a poco, fueron convocando otros más que se unieron a la locura de ser testimonio de fe, vida y misión al estilo marista. Y fue la propuesta formativa del movimiento juvenil REMAR, la mejor opción para ellos.  

Mary los acompaño desde sus inicios, año 1998 hasta el momento cuando vio que ya podían seguir adelante solos, año 2010 aproximadamente, dejando un legado que se mantuvo en el tiempo y dio fruto en las opciones de vida que cada uno de ellos tomó. 

En varias oportunidades Mary acompaño diferentes eventos tanto nacionales, CELES, SART, Campo misiones;  como también internacionales: I Encuentro Latinoamericano de Remar 25 años, pascua remar 40 años,  entre otros, donde se dedicaba buen tiempo a la reflexión y revisión de los  procesos pastorales y de acompañamiento a la vida de los jóvenes, descubriendo y fortaleciendo nuevas formas de hacer presencia en un escenario donde no era fácil entrar, pero lo más importante sostenerse para generar espacios, procesos de transformación y trascendencia que permitieran a los jóvenes ser diferentes, donde los momentos de presencia significativa de Mary le permitió a Remar Salomia identificarse como “personas diferentes” era una gran apuesta que se logró al punto que algunos de ellos vieron el mundo como oportunidad de descubrir que los sueños era posible construirlos, alcanzarlos, que no había que temer ya que de la mano de Dios y de la compañía de la Buena Madre y Champagnat (El gran timonel) todo sería más posible. Mary siempre estuvo, con humildad, orgullosa de ver a varios de estos jóvenes hacer realidad sus sueños, algunos adelantaron sus estudios universitarios, otros fueron voluntarios en otros sitios de la provincia Marista. Al final todos siguieron y aún siguen siendo parte de una comunidad de vida que va por el mundo siendo testimonio de vida marista al estilo del proyecto de Jesús“. 

Para Mary la vida jamás fue fácil, todos la veíamos correr de un lado a otro, atendiendo pacientes, fuera en su consultorio o en las entidades donde laboró con una ética impecable, y en medio de ello siempre había tiempo para la Pastoral, su estilo de vida, para ayudar a quienes lo necesitaran desde su solidaridad. Carolina su hija, creció en medio de dinámicas y juegos, rodeada de jóvenes más grandes que ella y aprendió a dar lo mejor de sí, por ello también fue una excelente estudiante y Remera desde el Colegio San Luis desde donde siguió vinculada al mundo Marista. Mary aunque vivió gran parte de su vida separa de su ex esposo, volvió a creer en el amor y fruto de esa relación, llegó a su vida, su segundo hijo, Juan David, al cual amó con todo su ser y buscó que también pudiera beber de nuestro carisma. 

Cuando Mary comprendió que, en su nueva etapa de madre, ya la animación pastoral no podía ser su única forma de asumir el estilo de vida Marista, buscó una comunidad de vida y misión que la acompañara, y fue el grupo llamado el Prado, liderado por Fabian Morales, su gran amigo de la juventud, con quienes compartió muchos espacios, sobre la fe y el sentido de la vida. 

Gracias a ellos, sus últimos meses en este mundo, fueron impregnados de la fraternidad y el cuidado, que junto al amor incondicional de su familia le permitieron alcanzar una paz y madurez en la fe, que pocas personas logran. Mary en sus 3 años de enfermedad, siempre tuvo el buen humor a flor de piel, aunque los dolores fueran insoportables ella fue una mujer tenaz, qué como Marcelino, dejó el Señor la modelara, y poco a poco, hiciera su voluntad a través de ella, porque su fuerza y tenacidad estaban en el Señor. 

Mary, ya estas surcando nuevos mares, junto a nuestro viejo de lobo de mar, con la guía cercana de la Estrella de la Mar y un equipo eterno de Hermanos y laicos con los cuales podrás seguir orientando a tantos jóvenes y niños de nuestra provincia hacia mares tranquilos, donde su puerto les permita alcanzar la felicidad eterna, esa que tú viviste y tanto deseaste contagiar. 

No nos queda más que desearte ¡¡¡Buen Viento y Buena Mar!!! Hasta cuando nos volvamos a ver. 

Por: Hno. Juan Carlos Villarreal Riaño fms o Juankita como ella me llamaba. 

 

 

 

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