Para nadie es un secreto que poder permear a los jóvenes es una tarea ardua, sobre todo cuando se trata de aquellos temas relacionados con la dimensión espiritual, ante esta realidad eran muchas las expectativas e incertidumbres que se generaban en torno a su participación en el curso de entrenamiento de líderes (CEL) y la pascua.
¿Será significativo?
¿Los chicos sabrán a qué vienen?
¿Por qué están aquí?
Estas eran sólo algunas de las incógnitas que surgían momentos previos a vivir las experiencias que dejarían huellas imborrables en las vidas de cada uno de los asistentes, porque si bien se pensaba que las experiencias eran únicamente para los jóvenes, quienes lideraban los procesos se llevaron sorpresas maravillosas también.
Es interesante darse cuenta, cómo a pesar de querer tener una mirada individual sobre cada uno de estos eventos, no se logra, ya que los puntos de intersección que existen entre ellos son tan relevantes y significativos, que sólo permiten evidenciar el inquietante entusiasmo y gusto por estar allí, reflejado esto en una total disposición y participación activa de los jóvenes en cada una de las actividades realizadas, las cuales tenían siempre el firme propósito de “Dar a conocer a Jesús y hacerlo amar”, legado de San Marcelino Champagnat.
En este punto surge un interrogante más ¿qué los lleva a querer ser partícipes de este tipo de experiencias si, según lo expresado por ellos mismos “no creen”?
Varios jóvenes manifestaron tener una relación distante con Dios, debido a vivencias relacionadas con pérdidas humanas y/o afectivas que los impulsaron encontrar algún “responsable” de ellas, en ese afán, sólo encontraron a uno, a Dios; esta afirmación surge directamente de los comentarios realizados por los jóvenes en los espacios que se prestaron para el reconocimiento de cada uno de ellos.
Y he aquí lo maravilloso de acompañar estos procesos y darse cuenta de que el compartir vida con ellos, en torno a las vivencias de Marcelino Champagnat y la herencia de Jesús y de María fortalece cada rincón de su ser y se exalta la importancia que ellos mismos le empiezan a dar a su parte espiritual al finalizar cada experiencia.
Cada espacio vivido conllevaba a un momento de reflexión, que genuinamente cada uno de los jóvenes interiorizaba y luego compartía con sus comunidades vida, favoreciendo la empatía y el reconocimiento del otro.
Es de admirar, como los espacios brindados por la pastoral infantil y juvenil Marista PIJM son altamente significativos para los jóvenes, que pese a estar envueltos en un contexto hostil, sacan siempre lo mejor de sí, para entregarlo a los demás logrando trascender en sus vidas y llegando a una misma conclusión LA IMPORTANCIA DE DIOS EN SUS VIDAS.
Finalmente, solo queda un profundo agradecimiento a todas aquellas personas que logran hacer vivos momentos como el CEL y la pascua dejando de lado prejuicios, y uniendo en un solo espacio y bajo un mismo objetivo, jóvenes de diferentes lugares del país, que se acercan cada vez más a poner en práctica las enseñanzas de Jesús y exaltan el legado de Marcelino Champagnat.
Zulma Andrea Gómez
Orientadora Escolar
Colegio Bicentenario de la Independencia – Bogotá